La ciudad medieval
Jeroen Bosch vivió y trabajó en la Plaza del Mercado de Bolduque, ciudad también conocida como Den Bosch. Pasaría a la historia como El Bosco. En el siglo XV la ciudad atravesaba un período de esplendor, sobre todo por la producción de textiles, como paños y sábanas, y también productos de metal, como cuchillos y alfileres. En 1185, cuando Bolduque recibió del duque de Brabante los estatutos de ciudad, se construyó una muralla alrededor de la Plaza del Mercado. Es ahí dónde los comerciantes vendían sus productos. La ciudad creció con rapidez gracias al florecimiento del comercio y la industria, y a la llegada de artesanos, comerciantes y artistas. En el siglo XIV se construyó una nueva muralla, situada aproximadamente alrededor del actual casco histórico.
En la vida cotidiana de la Edad Media la fé cristiana es de vital importancia. El clero desempeña un papel importante en la protección de las personas sin hogar, la escritura de libros, la educación de los niños y el cuidado de los enfermos. Desde finales del siglo XIII enfermos pobres, viajeros y peregrinos son atendidos por las monjas de la Groot Gasthuis o Gran Albergue.
Debido a la gran cantidad de iglesias y monasterios, visitados por muchos peregrinos, Bolduque fue también llamado 'La pequeña Roma'. La más famosa de estas iglesias es la de San Juan. Allí, El Bosco era miembro de la Ilustre Cofradía de la Hermandad de Nuestra Señora (Illustre Lieve Vrouwe Broederschap), que le encargó varias pinturas. Principalmente recibía encargos de nobles y príncipes influyentes.
El Jardín de las Delicias
Si bien su apellido era Van Aken, Jeroen Bosch firmaba sus obras como 'Jheronimus bosch'. Con sus obras de arte pretendía persuadir a la humanidad para vivir como buenos cristianos, porque de lo contrario, tras su muerte, les pasarían cosas malas.
Su obra más conocida es El Jardín de las Delicias. Este gran tríptico narra la historia de la humanidad desde su creación, con Adán y Eva en el lado izquierdo. El panel central muestra incontables mujeres y hombres desnudos en un paisaje paradisiaco. A la derecha se puede ver cómo los demonios del infierno martirizan a las almas de los que han muerto en pecado. De fondo se ve una ciudad en llamas, un tema recurrente en la pintura de El Bosco. Es probable que, de niño, fuese testigo del enorme incendio que asoló Bolduque en 1463, en el que las llamas destrozaron más de cuatrocientas casas.
También en otras de sus obras aparecen monstruos demoníacos y criaturas extrañas, como peces voladores y animales fantásticos, con abundantes detalles peculiares. Así se ganó El Bosco el apodo de 'el hacedor de diablos'. Al comienzo de la Revuelta de los Países Bajos, el Jardín de las Delicias colgaba en el palacio de Guillermo de Orange en Bruselas. Allí los españoles lo confiscan. Más tarde es enviado a su rey, Felipe II. Actualmente se puede visitar en el Museo del Prado, en Madrid.
Obra
Se conservan unas 25 pinturas del Bosco. Están expuestas en grandes museos por todo el mundo, entre otros en Washington, Viena, Madrid, Lisboa y Venecia. En los Países Bajos quedan algunas obras originales expuestas en el museo Boijmans Van Beuningen de Róterdam, entre ellas El vendedor ambulante y Christoffel. Fue un hecho extraordinario que en 2016, en el quinto centenario de su muerte, casi toda su obra se expusiera junta en la ciudad en la que vivió y trabajó. Casi medio millón de personas visitaron esta exposición en el Noordbrabants Museum en Bolduque.
El Bosco inspiró a muchos pintores posteriores. Su influencia es visible por ejemplo en algunas conocidas pinturas que Pieter Bruegel hizo en el siglo XVI, como Dulle Griet, y en las pinturas surrealistas de Salvador Dalí en el siglo XX.